Cooperadores salesianos

Colegio Salesiano Hermano Gárate

Cooperadores

Los Cooperadores Salesianos nacen con el proyecto de Don Bosco en favor de los jóvenes pobres. Desde fines de 1841, para su «obra de los oratorios», recurrió a la colaboración de muchas personas. Ampliando su obra, Don Bosco se dio cuenta de la creciente necesidad de Cooperadores, (también de sacerdotes, pero sobre todo de laicos), ligados a las misión salesiana. Pensó entonces en unirlos y asociarlos. Don Bosco quería que los Cooperadores fueran corresponsables de la misión salesiana bilingüe desde Infantil a Secundaria gracias al Programa BEDA.

Los Cooperadores son:

  •  Personas humanamente maduras.

  • Cristianos de fe viva y convencida, que quieren testimoniar a Cristo en el mundo.

  • Miembros vivos de la Iglesia, capaces de animar cristianamente las realidades del mundo y empeñados a santificarse viviendo el proyecto apostólico de Don Bosco.

Cada Cooperador está llamado al apostolado, o sea a vivir con corazón Salesiano la misión de la Iglesia, pe­ro cada uno vive el compromiso apostólico de un modo adecuado a sus propias responsabilidades familiares y profesionales, a los propios talentos, a las propias aptitudes, a los dones y gracias recibidas, a la propia formación, e incluso en el propio estado de salud: «prestando en todas partes una atención preferente a la juventud necesitada».

Ser Cooperador es una respuesta madurada libremente a la llamada del Señor.

Es una elección vocacional responsable. Por ello es necesaria una gradual maduración de la elección y una adecuada preparación para asumir los compromisos que ésta comporta.

Las tres dimensiones del cooperador

 

Se puede decir que el apostolado de los Cooperadores comprende tres dimensiones:

  1. El testimonio personal, a través de un estilo de vida «marcado por el espíritu de las Bienaventuranzas», que es una manera eficaz de «evangelizar la cultura y la vida social».
  2. La animación cristiana de las realidades temporales. El compromiso de vivificar con valores evangélicos las realidades humanas y sociales en las cuales se vive y trabaja (la familia, las relaciones con los demás, el ambien­te de trabajo, las estructuras civiles, los espacios de presencia social).
  3. La colaboración en la actividad pastoral de la Iglesia, mediante el com­promiso y las iniciativas que privilegian la pastoral juvenil y el apostolado del área educativa.